Los radicales libres son elementos químicos muy inestables debido a que han perdido un electrón. Para estabilizarse, le quitan el electrón que les falta a otras moléculas que se encuentran a su alrededor, con lo cual, se desestabilizan estas últimas y se transforman en radicales libres y así sucesivamente, provocando una reacción en cadena que ocasiona a lo largo de la vida efectos negativos para la salud.
Los radicales libres pueden tener un origen endógeno, como resultado de la actividad normal de la células del organismo, o un origen exógeno, cuando el aumento de la producción de radicales libres se debe a factores como la contaminación ambiental, la de los alimentos (plaguicidas, pesticidas, colorantes...), el tabaco, el alcohol, las radiaciones ultravioleta o medicamentos.
Nuestro organismo dispone de sus propios sistemas de defensa antioxidante, como son determinadas enzimas, proteínas… Pero, si el organismo no tiene suficientes antioxidantes para neutralizar los radicales libres existentes, se produce un exceso que es el punto de partida de numerosas enfermedades crónicas degenerativas como determinados tipos de cáncer, demencias, enfermedades cardiovasculares, cataratas, diabetes, etc.
Entre las sustancias con poder antioxidante destacan la astaxantina y el resveratrol. Pero, ¿cuál elegir?, ¿qué las diferencia?
¿QUÉ ES?
Es un carotenoide, un pigmento natural de color rojo, con una estructura molecular única que le proporciona propiedades exclusivas. Le permite insertarse en la membrana celular y actuar de forma simultánea sobre los radicales libres tanto en la superficie interior como exterior y en la propia membrana de la célula. Además, es eficaz en la eliminación de uno de los tipos de radicales más peligrosos para las células: el oxígeno singlete.
BENEFICIOS
SALUD OCULAR La astaxantina es capaz de atravesar la barrera retiniana lo que hace que sea un buen protector ocular frente a la degeneración macular. Además ayuda a prevenir algunos problemas de pérdida de visión relacionados con la edad, las cataratas, el glaucoma… También contribuye a reducir la fatiga ocular que produce estar mucho tiempo delante una pantalla.
CUIDADO DE LA PIEL La astaxantina actúa como un protector solar natural ayudando a reducir los daños que puede provocar la exposición al sol. Contribuye a evitar las manchas en la piel que producen los procesos de oxidación. Además, promueve la producción de colágeno, con lo que nos ayuda a tener una piel más firme, mejorar su elasticidad y reducir las arrugas y prevenir su aparición.
RECUPERACIÓN Tiene propiedades antinflamatorias que ayudan a reducir la inflamación muscular después de practicar ejercicio intenso o tras sufrir una lesión. Si eres deportista puedes tomarla después de los entrenamientos para ayudar a la recuperación muscular. Además, contribuye a mejorar la resistencia y disminuye la fatiga.
¿DÓNDE SE ENCUENTRA?
¿SABÍAS QUÉ…?
El poder antioxidante de la astaxantina es 65 veces mayor que el de la vitamina C y catorce veces más potente que el de la vitamina E.
¿QUÉ ES?
Es un compuesto polifenólico que producen algunas plantas como respuesta defensiva ante ataques externos, como pueden ser las radiaciones ultravioletas, los hongos o algunos insectos.
BENEFICIOS
SALUD CARDIOVASCULAR Es un buen aliado para la salud del corazón al ayudar a reducir la inflamación en los vasos sanguíneos y mejorar la circulación. También se ha demostrado que ayuda a reducir el colesterol malo (LDL) y aumentar el bueno (HDL)
PREVENCIÓN DEL ENVEJECIMIENTO El resveratrol tiene propiedades antiaging. Su capacidad para proteger las células del daño oxidativo hace que sea un buen aliado para retrasar el envejecimiento celular. También está relacionado con la mejora de la función cognitiva y la protección del cerebro frente a enfermedades neurodegenerativas.
ANTIINFLAMATORIO Por sus propiedades antiinflamatorias ayuda a prevenir la aparición y mejorar los síntomas de algunas enfermedades crónicas como la artritis o algunas enfermedades autoinmunes.
DÓNDE SE ENCUENTRA
¿SABIAS QUÉ?
El resveratrol despertó interés al intentar explicar la “paradoja francesa” que habla de la baja incidencia de enfermedades cardiovasculares entre la población del país galo a pesar de llevar una dieta alta en grasas (mantequilla, carne…) y con un alto consumo de vino.